Etapa 8ª por Ricardo Araújo.
Cedillo - pont de sort 95 km 1000 d+
Misma etapa que la del año pasado por lo tanto la conocía y sabía lo que me esperaba. Entrábamos en Portugal, etapa maratoniana sin complejidad técnica por los bosques de eucaliptos portugueses. Me dio el relevo mi compañero Jorge y salía a unos 5 min por detrás de unos de los componentes del equipo de tres hermanos Dueñas. A los 10 km ya le había dado alcance y se coloca a rueda, a pesar de haberle cogido muy pronto y parecer que estaba fundido tenía gas y se acopló a mi ritmo haciendo gran parte de la etapa juntos y a relevos. A unos 20 km de llegar empieza a notar el cansancio y se empieza a descolgar llegando por delante de él unos min. El tiempo empleado fue de unas cuatro horas, un tiempo similar al del año pasado.
Etapa 9ª por Sergio Martinez.
Pont de Sor-Coruche 86km-800D+ 3h30' 24,5 km/h Ya estamos casi en Lisboa, tanto el equipo de apoyo como los corredores estamos agotados, pero la adrenalina de la carrera y vernos tan delante nos hace seguir a tope.
1 de la tarde del Sabado, se cumplen 25 horas de carrera, faltan menos de 200km para ver meta y Ricardo viene a fuego habiendo recuperado el contacto con el equipo de 3 de los hermanos Dueñas.
Me dispongo a calentar 15 minutos antes de que llegue, pero al cargar la ruta a mi Garmin me doy cuenta que no dispongo de los mapas de Portugal y no me deja, error garrafal!
Voy rápido a la caravana a pedir ayuda y me da Quinta su Garmin para poder hacer la etapa, menos mal!
15:15 pm llega ricardo con casi un minuto de ventaja, pero el ex profesional Moisés Dueñas (ganador de la edición 2016 en categoría solo) me da alcance rápido.
La estrategia era clara, soldarme a su rueda.
Si no soy capaz de ir a su rueda y le pierdo, había que intentar no perder mucho tiempo para que el animal de Quinta diera caza al compañero antes de llegar a Lisboa.
Por delante había más de una hora a los rivales directos de Navaconcejo.
Km 10, me cuesta mucho seguir la rueda de Moisés, no me da un respiro y por supuesto imposible darle un relevo, llanea y baja como un avión, peca algo subiendo al llevar cuatro etapas encima.
Es un animal y se conoce la etapa con los ojos cerrados, en los bancos de arena no pierde tiempo, a mí me toca salvar varias caídas.
Poco a poco empieza a sacarme de punto y a mermarme el ritmo y el calor.
Km 46, nos equivocamos en un cruce, tardo más que él en darme la vuelta y por más que intenté no perder su rueda, no la volví a ver.
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